Es insulso y egoísta atribuirle la responsabilidad de nuestra felicidad a otra persona,cuando en realidad esta depende únicamente de nosotros (Nadie es dueño de nadie).Muchas veces en la vida nos cruzamos con gente que marcan un "antes y un después",por la que tal vez llegamos a hacer cosas que en algún momento ni se nos hubiera atravesado en la mente.No desesperamos porque el otro sienta lo que nosotros,y nos desilusionamos cuando descubrimos no es así o que tal vez a pesar de que un momento lo haya sido todo esta sujeto a cambios y puede que hoy en día los sentimientos no sean los mismos.
No es bueno aferrarse a alguien,no hay que idealizar a la gente,ya que estos no dejan de ser seres humanos como nosotros,tienen tanto virtudes como defectos y como bien dice Arjona: "O aprendes a querer la espina o no aceptes rosas". Cuando uno ama alguien entrega todo de sí pero no esperando a ser retribuido,sino por el simple hecho de que esto lo hace sentir bien,el amor no implica exigencias sino entrega.Hay que aprender a independizarse de la gente,para ser hombres libres,al no esperar nada de nadie,el dolor desaparece .
Todos queremos que la "cosa funcione"pero son pocos los que toman conciencia de que la pareja está conformada por dos personas,por lo tanto ambos tienen que unirse y brindar lo mejor de sí.Siempre va a haber discusiones, nadie es igual a nadie,por ende los puntos de vistas varían,pero si la situación no es favorecedora,no es culpa de uno,es un 50 y un 50 .La confianza y el respeto son fundamentales,pero para poder hablar a cerca de ellos,es necesario que reflexionemos a cerca de nosotros,hay que aprender a quererse y a conocerse a uno mismo antes de marcar las carencias de los demás.
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